miércoles, 19 de enero de 2011

Una bacteria que vive con el arsénico amplía la receta de la vida

En un lago californiano llamado Mono,es un lago salado y rico en arsénico, en el cual se ha encontrado unas  bacterias que es casi imposible que tengan vida debido a que el arsénico es venenoso pero para ellas no, ya que se han adaptado a ese medio de vida .
Esto podia insentivar a los cientificos con una posibilidad de que en otro planeta puedan haber condiciones semejantes a estas bacterias (extremófilos)  que vivan en estas mismas circunstancias y no lo sabemos..ya que en la vida no hay normas por las cuales se debe seguir.

martes, 18 de enero de 2011

saludos

Hola Astrid, estoy comprobando que funciona todo bien en tu blog. A esta hora aún no has hecho ningún comentario del artículo sobre el arsénico. No olvides que mañana es el último día para hacerlo. Repasa para el control de recuperación del viernes.
Laly

domingo, 16 de enero de 2011

Hubo dinosarios en Alaska

Un equipo de expertos ha documentado huellas fosilizadas en el Sudoeste de Alaska que parecen datar del Período Jurásico, que se extendió aproximadamente desde hace 200 millones de años hasta hace 150 millones.

Foto: Kevin May, UA Museum of the NorthEntre los autores del estudio figuran Patrick Druckenmiller, conservador de Ciencias de la Tierra en el Museo del Norte, dependiente de la Universidad de Alaska en Fairbanks.

En 1975, unos geólogos que cartografiaban una zona rocosa cerca de Chignik Bay descubrieron en un acantilado de piedra arenisca lo que parecían ser huellas de dinosaurios de tres dedos. El grupo fotografió el lugar, pero no recopiló otros datos. Treinta y cinco años más tarde, Druckenmiller y un equipo de científicos se propusieron encontrar la ubicación del sitio mostrado en esa foto y documentar por completo el yacimiento paleontológico.

El equipo incluyó a Kevin May, Sarah Fowell, Paul McCarthy y Robert Blodgett.

La planificación de la expedición se topó con serios desafíos logísticos. El área de trabajo está en una zona remota y además se trata de un terreno montañoso que es célebre por la gran cantidad de osos pardos costeros que merodean por él y que son bestias peligrosas.

Con el apoyo del piloto de helicóptero Sam Egli, los expedicionarios establecieron un campamento de trabajo desde el cual explorar los alrededores, y se pusieron manos a la obra. Encontraron el lugar tras sólo dos días de búsqueda.

La capa de huellas está en una superficie posicionada casi verticalmente, y los expedicionarios sólo la pudieron alcanzar con el uso de equipamiento de escalada. Una vez ante la capa, Druckenmiller y May hicieron réplicas de cada huella para su estudio y exhibición posteriores en el museo.

Basándose en su tamaño y forma, los investigadores consideran que las huellas fueron dejadas por un dinosaurio carnívoro del tamaño de un ser humano.

El resto del equipo de investigación examinó las rocas en busca de rastros adicionales. Con todos los datos disponibles, los investigadores han sido capaces de determinar que las huellas fueron dejadas caminando sobre arena en un entorno parecido a una playa durante el período Jurásico tardío, mucho antes de la formación de la Alaska actual.